sábado, 27 de septiembre de 2014

Sábanas

Cuando sueñas despierto dejas de cuidar lo que tienes a tu lado. Te empeñas en trasladarte a otro lugar, a otra época o a otra vida. La incomodidad de tu rutina te aleja de los detalles que te acercan a la realidad. Te obsesionas en alcanzar una meta. Un lugar donde te sientas útil, cómodo, feliz. Sin embargo, olvidas que el tiempo te arrebata momentos que podrías haber aprovechado en sonreír. En vivir.

Quizás la fórmula no sea alcanzar la ansiada meta que te propones. Más bien tendría que ser al contrario. Que nosotros le recibiéramos con entusiasmo cuando llegase. Que no importase si tardaba días, semanas o años. Que si decidía aparecer te encontrara sonriendo, feliz. Porque de ese modo no te importaría cómo sería, porque ya estás preparado.

La paciencia vence a las sábanas frías las noches de invierno, te recibe con un buenos días las mañanas de resaca, te ayuda las tardes antes de examinarte, en verano te sirve la cerveza fría, te abraza cuando desesperas y te anima cuando te hundes. La paciencia nunca se puede perder para soñar. Porque los sueños no sabes si llegarán.

No hay comentarios:

Publicar un comentario