En numerosas ocasiones se deben tomar medidas
sustanciales en beneficio de la seguridad vial. La implantación del reciclaje
de los conductores según tengan que ir renovando el permiso de conducir es una
de estas decisiones.
Cuando se aprobó en 1985 la Inspección
técnica de vehículos (ITV) los conductores se echaban las manos a la cabeza,
nadie quería ni veía necesario pagar por una supervisión temporal del estado de
su vehículo. La actual Directora General de Tráfico, María Seguí, estudió la
posibilidad de implantar el reciclaje en los conductores. Pero el ministro de
Interior, Jorge Fernández Díaz, se mostró en desacuerdo ante esta reforma —la DGT
pertenece al Ministerio del Interior—.
El camino que ha elegido Fernández es muy cómodo.
Pues al no existir un cambio el coste se reduce a cero, sin olvidar que deja a
la mayoría de ciudadanos satisfechos…
Sin embargo, es necesario recordar que hace
bastantes años, cuando millones de conductores obtuvieron el permiso de conducir,
no existían numerosas normas de tráfico que ahora forman parte del día a día de
quienes circulan, como las rotondas.
Habría que reflexionar en algo tan importante
como es la conducción, pues en esta actividad se pone en juego miles de vidas. Tengo sed por apostar en una educación vial de calidad y ansia por desterrar la enseñanza
que solo instruye para solventar un examen.
Nos guste o no, el reciclaje de los
conductores es necesario. Su forma y desarrollo ha de ser estudiado por la DGT.
Aunque la situación económica actual no es propicia para este tipo de reformas
llegará un momento en el que se tendrá que implantar por el bien de los
conductores.
Una población formada y educada es más
responsable de sus actos. El número de fallecidos en las carreteras decrecería
y las sanciones económicos por infracciones también mermarían. Es decir, el
ahorro por no implantar un sistema de reciclaje se paga ahora con vidas y dinero.
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