jueves, 24 de octubre de 2013

Buenos días

Los rayos de sol que antes te incorporaban en la radiante mañana han desaparecido. Ahora el rostro padece el frío. Los sueños son cortos, a veces ni aparecen durante la noche. El chirriante sonido del maldito despertador es el encargado de acabar con el breve descanso.
Lo que antes parecía normal, sin valor, se ha vuelto idílico. Lo echas de menos, e incluso lamentas haberlo rechazado por algo que ni siquiera conocías.
Sin embargo, hay días que su sonrisa eclipsa al triste amanecer. Las mañanas vuelven a cobrar sentido, los sueños ya no son necesarios. Es más, se convierten en una condena pues alargan la espera. Días breves, pero intensos.  Despertares que te guían hacia otro lugar, un espacio para imaginar, donde nada de lo que te rodea se encuentra en él. Ni el frío, ni los amaneceres grises ni la soledad. Más que su mirada y las ganas de volar.

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